Cifras globales y locales sobre los nacimientos prematuros

Los nacimientos prematuros representan un desafío de salud a escala global. El estudio Nacidos demasiado pronto: decenio de acción sobre el parto prematuro elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en colaboración con la Alianza para la Salud de la Madre, el Recién Nacido y el Niño (PMNCH, por sus siglas en inglés) señala que cada dos segundos nace un bebé prematuramente y cada 40 segundos uno fallece por complicaciones asociadas con esta condición.

La magnitud del problema se refleja tanto en las cifras mundiales como locales. A nivel global, se estima que 13,4 millones de niños nacieron antes de término en 2020, lo que equivale a 1 de cada 10 nacimientos, según los datos más recientes difundidos por la OMS. A su vez, en Argentina el Ministerio de Salud indica que el 9,1% de los partos ocurre antes de completar las 37 semanas de gestación.

Nacer prematuro implica una serie de problemáticas que pueden presentarse o no, y dependen de la edad gestacional y el peso al momento del parto. A menor edad gestacional, mayor es la probabilidad de desarrollar morbilidad”, explica la doctora Carmen Vecchiarelli, quien se desempeña como jefa del Servicio de Neonatología del Sanatorio Otamendi. Entre los posibles desafíos se encuentran bajo peso, dificultades respiratorias y problemas para mantener la temperatura corporal, ya que sus órganos aún no han alcanzado la madurez completa.

La severidad de este tipo de cuadro es tal que las complicaciones derivadas del parto anticipado siguen siendo la principal causa de mortalidad infantil en menores de 5 años, según el informe Nacidos demasiado pronto: decenio de acción sobre el parto prematuro.

En cuanto al origen de los nacimientos prematuros, la OMS señala que las razones son variadas y abarcan desde embarazos múltiples o infecciones hasta la diabetes y la hipertensión arterial, lo que evidencia la complejidad de su prevención y tratamiento. A nivel local, el Ministerio de Salud detalla que el 80% de los casos se produce de forma espontánea, a partir de contracciones o ruptura de membranas, mientras que solo una minoría es inducida por razones médicas.

Aunque no siempre se pueden evitar, el doctor Hernán Jensen, quien también es jefe del Servicio de Obstetricia del Sanatorio Otamendi, señala que “algunas medidas ayudan a disminuir la posibilidad de un parto prematuro: tratar a tiempo las infecciones, evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas, manejar el estrés y espaciar al menos 18 meses entre embarazos”. Además, Jensen sostiene que “es fundamental realizar un control prenatal adecuado y tener una alimentación saludable durante el embarazo, ya que contribuyen a prevenir posibles complicaciones”.

Mitos sobre el desarrollo y el cuidado de los bebés prematuros

Primer mito: Los bebés prematuros siempre presentan retrasos en su desarrollo

Aunque la tasa de prematuridad aumentó un 11% en la última década, la modernización de los cuidados neonatales les brinda a los bebés prematuros la posibilidad de alcanzar un avance cognitivo, motor y socioemocional cercano al de los nacidos a término.

La doctora Vecchiarelli comenta que, “según los antecedentes prenatales que motivaron su nacimiento, los bebés con menor edad gestacional son más vulnerables y las distintas situaciones clínicas que puedan transitar durante su estadía en la unidad de cuidados intensivos se relacionarán con el compromiso, o no, de su neurodesarrollo”.

Además, la especialista agrega: “El contacto piel con piel desde el inicio, la presencia de los padres, la leche humana y una nutrición adecuada son factores que los ayudarán en su evolución. En estos casos, es fundamental brindar alimentación regular y garantizar un entorno lo más tranquilo posible. Son medidas simples, pero decisivas para que el bebé madure adecuadamente”.

Segundo mito: No es posible crear un vínculo con un bebé prematuro desde el inicio

La Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) es un espacio que atiende a bebés que requieren cuidados especiales, como aquellos nacidos antes de tiempo o con afecciones médicas graves. La Sociedad Argentina de Pediatría aclara que, a nivel mundial, los recién nacidos prematuros representan la mayor proporción de pacientes de estas unidades.

Durante el tiempo de internación del bebé en la UCIN, el contacto físico puede ser limitado debido al uso de incubadoras, sondas de alimentación, vías intravenosas o respiradores. La doctora Vecchiarelli considera que “esta situación suele generar dudas respecto a cómo fortalecer el vínculo afectivo, pero ese lazo puede comenzar desde el primer momento”.

Para acompañarlo, es posible incorporar pequeños gestos en la rutina hospitalaria. La neonatóloga sugiere “practicar el método canguro, mejor conocido como contacto piel con piel, hablarle o cantarle al bebé, participar en el cambio de pañal o en la toma de temperatura y colaborar en la alimentación”.

Tercer mito: Después del alta hospitalaria, ya no se necesita seguimiento ni cuidados especiales

Durante su estadía en la UCIN, equipos de profesionales, como kinesiólogos, terapeutas ocupacionales y fonoaudiólogos, trabajan para favorecer el desarrollo del bebé prematuro y brindar apoyo a la familia. “En caso de presentarse un nacimiento prematuro, los cuidados en la unidad de cuidados intensivos son esenciales: la nutrición, la leche humana y la atención al neurodesarrollo contribuyen significativamente al bienestar del bebé, y luego del alta, el seguimiento busca garantizar una salud adecuada tanto a corto como a largo plazo”, dice el doctor Jensen.

Por su parte, la doctora Vecchiarelli coincide que el acompañamiento no termina al llegar a casa: “los primeros meses son decisivos para consolidar el crecimiento y bienestar del bebé, por lo que el seguimiento posterior al alta cobra una relevancia especial”.

En el país, la Guía de Práctica Clínica Nacional para el Seguimiento de niños y niñas con antecedente de prematurez, aprobada en 2023, establece la necesidad de una atención continua e integral, que contemple la planificación de los nacimientos ocurran en maternidades adecuadas según el nivel de riesgo y asegurando controles a largo plazo para los recién nacidos prematuros.

El Servicio de Neonatología del Sanatorio Otamendi, que funciona desde hace más de cuatro décadas, anualmente asiste más de 3 mil partos y atiende a más de 700 pacientes críticos en su unidad de cuidados intensivos, prioriza el cuidado individualizado del niño y la participación de la familia. “Nuestra estrategia de cuidados incluye la realización de controles específicos durante el primer mes de vida para los bebés que estuvieron en internación conjunta, así como un seguimiento de alto riesgo hasta la edad escolar, coordinado por un equipo interdisciplinario”, agrega la especialista.

Por otro lado, Vecchiarelli enfatiza que “las familias con bebés internados en la UCIN pueden experimentar ansiedad, depresión o estrés postraumático y, dado que el equilibrio emocional de los padres influye directamente en el progreso de sus hijos, conviene atenderlo al mismo nivel que la salud del recién nacido”. Por esta razón, cada vez más centros de salud implementan programas enfocados en la familia, que fomentan la participación de los padres en el cuidado del bebé y los preparan para la vida después del alta.

La importancia del cuidado para un desarrollo saludable

Tras el nacimiento, los bebés prematuros requieren atención especializada, pero con los cuidados adecuados pueden llegar a desarrollarse saludablemente. “Un seguimiento postnatal continuo permite detectar necesidades específicas, apoyar el crecimiento físico y cognitivo del bebé prematuro, y fortalecer el vínculo con la familia”, concluye la doctora Vecchiarelli.